Examine Este Informe sobre devocion admirable de los 7 dolores de maria santisima

¡Oh Reina de los mártires! Tierno y compasivo os contemplo sumergida toda en un mar de quebranto, al sostener en vuestros brazos el sacrosanto cuerpo de vuestro santísimo hijo Jesús, muerto y sacrificado por los hombres todos, sin exceptuar a sus desapiadados verdugos e implacables enemigos, a impulsos de su amor finísimo y de su apasionado y acendrada caridad.

Contempla los dos sacrificios en el Calvario – individuo, el cuerpo de Jesús; el otro, el corazón de María. Triste es el espectáculo de la Origen del Redentor viendo a su querido Hijo cruelmente clavado en la cruz. Ella permaneció al pie de la cruz y oyó a su Hijo prometerle el cielo a un caco y perdonar a Sus enemigos.

Mira mi dolor e imítame en lo que pudieres. Considera mis angustias y mis lágrimas y duélete de que sean tan pocos los amigos de Altísimo.»

Muchos sacerdotes de acento española buscan que determinado les muestre la forma de celebrar este venerable rito y no encuentran quien les explique. Aquí observarán esa explicación completa y a la hora que la deseen. Incluso, si gustan, podrán descabalgar estos videos a su PC para su uso personal.

En primer sitio agradecerles que difundan estas devociones para que estemos al cuidado de nuestras almas que tanto lo precisan.

Meditar los siete Dolores de Nuestra Origen Santísima es una guisa de compartir los sufrimientos más hondos de la vida de María en la tierra.

Aconsejamos leer en el Santo Evangelio las citas que acompañan a cada individuo de los dolores y luego la oración que se acompaña:

Casto María: por las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al ver a tu Hijo cargado con la cruz, cargado con nuestras culpas, llevando el herramienta de su propio suplicio de muerte; Él, que Bancal creador de la vida, aceptó por nosotros sufrir este desprecio tan excelso de ser condenado a muerte y precisamente muerte de cruz, después de haber sido azotado como si fuera un malhechor y, siendo real Rey de reyes, coronado de espinas; ni la mejor corona del mundo hubiera sido suficiente para honrarle y ceñírsela en su frente; en cambio, le dieron lo peor del mundo clavándole las espinas en la frente y, aunque le ocasionarían un gran dolor físico, aún anciano sería el dolor espiritual por ser una desprecio y una humillación tan conspicuo; sufrió y se humilló hasta lo indecible, para levantarnos a nosotros del pecado; te acompañamos en este dolor .

Para lealmente a estas celebraciones, se desarrollaba en España el culto singular a «La Dolorosa», en torno a los «Pasos de Semana Santa». Entre las renovaciones litúrgicas promovidas por el Concilio Vaticano II, se estableció que se suspendieran las festividades duplicadas a lo extenso dl año. Como, la festividad de Inexplorado de los Dolores, hasta entonces se celebraba el 8 díFigura antaño del viernes Santo y e 15 de septiembre se suspendió el viernes de Dolor y bajo el 15 de septiembre como única data de conmemoración.

¡Ah! ¡que no hay entendimiento que pueda comprender, ni fortaleza que pueda resistir la desgarradora presencia de ese cuadro desoladísimo que presenta la Inmaculado en su amarga soledad!

“Miro ahora a todos los que viven en el mundo por ver si hay quien se compadezca de Mí y medite mi dolor; mas hallo poquísimos que piensen en mi tribulación y padecimientos.

¡Ay, dulce Madre!, traspasad mi corazón culpado con aquella espada agudísima que desgarró el vuestro al pie de la cruz de vuestro Hijo candidato de amor y de dolor por mí, miserable y Devoción admirable de Los 7 Dolores que María Santísima Sintió en la Vida y Muerte de su Amadísimo Hijo desagradecido pecador… Yo soy… ¡oh! sí, yo soy el reo de su atroz suplicio: yo soy quien desprecio e insulto a cada paso el grande sacrificio de bienquerencia que hizo por mi eterna salvación. Yo me cercano a cada instante con la turba de verdugos deicidas que le crucificaron.

¡Oh Raíz afligidísima, y por todos conceptos llena de amargura! Compadecido del acervo dolor que martirizó vuestro corazón en el cruel coincidencia de vuestro Hijo en la calle de Amargura, al verle desfigurado, realizado de dolores, saciado de oprobios y oprimido por el bajo peso de la cruz, os suplico con humilde rendimiento y sincero dolor de mis pecados, que me alcancéis Chispa para levantarme de mi mortal abatimiento, a fin de que fortalecido con el ejemplo de vuestras soberanas virtudes, tenga valor para sostenerme en mis terribles caídas en el camino del pecado, y socorredme para que no sucumba bajo su peso, y renueve los tormentos de mi Salvador, y vuestro dolor y amarguras.

 (María no dejó a su Hijo en el momento del dolor y aunque la escena no es referida en los evangelios no hay duda de que ella estuvo a su ala camino del Calvario, aunque que estuvo al pie de la cruz).

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